ORACIÓN
La única oración que en algún momento podría (yo) permitirme
sería la que horade
el tumultuoso cerebro de los crueles.
Tal cosa no es posible, claro,
ellos perciben el cuerpo del mismo modo que los dioses:
se encaraman al Ser,
lo lastiman,
cercenan sueños con su tempestad,
buscan en carne sana el mínimo resquicio
y empujan un taladro feroz de sangre podrida.
A ellos no les importa el hambre
ni el estrépito del árbol
ni el humo que lacera la respiración;
ellos son piedra
vidrio, hielo, hierro…
sería la que horade
el tumultuoso cerebro de los crueles.
Tal cosa no es posible, claro,
ellos perciben el cuerpo del mismo modo que los dioses:
se encaraman al Ser,
lo lastiman,
cercenan sueños con su tempestad,
buscan en carne sana el mínimo resquicio
y empujan un taladro feroz de sangre podrida.
A ellos no les importa el hambre
ni el estrépito del árbol
ni el humo que lacera la respiración;
ellos son piedra
vidrio, hielo, hierro…
Habitan cada recodo
están en todos lados.
Hay que aprender a reconocerlos.
están en todos lados.
Hay que aprender a reconocerlos.
Susana Lizzi
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