sábado, 26 de abril de 2008

POEMA A GRACIELA QUE NO ESTÁ


Escarcha
dolorida
tu ausencia
tan temprana
tan falta de más tiempo
sin aviso
(sobre todo
sin aviso) .

Me es ajeno asumir
la lejanía del augurio
del supuesto
y de la rabia
que te cauterizaba
las heridas.

No
me es dado
enfrentar la leyenda cotidiana
los mandados
la andanada de voces negativas
si vos no andás
por acá cerca
exorcizando las malaventuranzas
con sonrisas.

Ahora que bien lo pienso
últimamente
no te decían las cosas sus secretos:
vos eras un secreto totalmente
y yo
que nunca sé cuándo callarme
te lo diría así
si ahora te viera
y es que el polvo
vuelve al polvo
en cambio
la palabra
tu palabra
es eco de tu idioma
retumbando domingos
y que me deshabita.

Susana Lizzi- 18 noviembre 2007

NO SE LO PIERDAN


En la publicación "LA CASA-POEMAS SELECCIONADOS", del 11 de abril de 2008, pueden leerse poemas referidos a "La Casa" escrito por los y las poetas:

Héctor Navarro, Olga Orozco, Clara del Carmen Guillén, Manuel J. Castilla, Ester de Izaguirre, Tuky Carboni, Martha Raimundo, Dora Hoffman, Lucía Carmona, Orlando Van Brecam, Lilí Muñoz, Hugo Francisco Rivella, Susana Lizzi, María Elena Walsh, Fidel Alcántara Lévano, Luisa Peluffo.
(En la foto: Lilí Muñoz y yo, durante la presentación del libro de Lilí "Puro limón y azúcar", en mayo del año pasado, Casa de la Cultura de Gualeguaychú)

miércoles, 23 de abril de 2008

FRANS GRIS


Conocí a este poeta chileno en el Encuentro Internacional de Escritores que se realizó en su país, en el año 2006, organizado por la asociación "Poetas del Mundo". Es un hombre arrojado, que ejerce su profundo compromiso social desde el periodismo y desde su poesía.
Las fotos: arriba, estoy con Frans en el Monumento a los Héroes, en el puerto de Santiago. Más abajo, en la cena de despedida, con la escritora de Túnez Irem Toal, Silvia Toco y (apenas visible) la gran poeta entrerriana Marta Zamarripa.
Aquí va un poema de este amigo:

En el inicio de la noche
Somos
torrentes de dedos
manos
labios
manando
un abrir de ojos paralelos
y buscamos los orígenes
entre dos notas de un acezar de lunas y detenidas las estrellas
la noche se enciende como soles nacidos en nuestras pieles
y los alientos buscan en los profundos pozos
las luces y las risas azules
y somos anillos
o eslabones
para presentirnos
lámparas ardiendo bajo un mediodía
Hojas en abril temblamos
entre los pianos de las brisas y bajo la seda cristalina de la lluvia
Y nos asoman
por la comisura de la revelación
latidos cósmicos
vibraciones
insoportable reptar de perfumes por las pieles
y somos fantásticos insectos insomnes

Y el vino de los labios nos embriaga y nos negamos
a los mundos exteriores
y extranjeros
intentamos abrir el Arca que contiene los deseos
y las maravillas de nuestros propios cuerpos
nos asombran


Frans Gris
Marzo 2008

martes, 22 de abril de 2008

ELSA HUFSCHMID

Conocí a Elsa en Victoria, el año pasado. Me contó que el río Salado inundó su casa por 28 días, en Santa Fe, y me envió este texto que me gustó tanto pero tanto, que he querido ponerlo a consideración de los amables ciberpaseantes.

"El río de los peces sabios"El río crecía desaforadamente. Invasor, atrevido, saltaba puentes, terraplenes, rutas.En menos de una hora derribó puertas y paredes, inundando la ciudad. Los habitantes corrian desesperados, tratando de salvar sus vidas. Solo eso salvaron. Sus pertenencias, sus atesorados recuerdos, todo lo precioso que guarda un hogar, se lo llevó el agua; la sucia y malholiente agua insaciable. El limo de su cauce se abonó con cartas de amor, fotos de abuelos, bodas, nietos. Pero lo que mejor aprovecharon los peces fueron los libros. Miles y miles de frases y palabras fecundaron sus huevos. Y así es que el Coronel esperando su correo y Galeano con sus relatos americanos, los arrullan. Bagres que pasean sus bigotes por una autopista arrastrados por Cortazar y sus Cronopios van deleitando su corazón con la Mafalda y sus amigos. Otros, ya llevan entre sus escamas letras de milongas de Borges y muchos sábalos sorben del barro poemas de Benedetti, Cesar Vallejos y los Parra. Skármeta, con su cartero, les hace memorizar versos de Pablo Neruda y cuando se largan a nadar por los riachos y vados, de las burbujas matinales se elevan sonetos de Sor Juana, y los cardúmenes de mojarras pasean por las costas los dichos de Julio Migno. Al potente dorado, que nació entre las páginas de una vieja enciclopedia, los jóvenes consultan siempre si amor es con hache, mientras los mayores si resignación lleva acento. Cuando la luz de la luna se interne en las calmas aguas nocturnas, tratará con ahinco releer a Federico Lorca o Alfonsina Storni. Su eterno romantisismo se alimentará con los fraseos ya borrosos. Tal vez, las corrientes llevarán hacia alguna laguna al Principito, que anclará en un recodo. Allí descubrirá las flores isleñas, y en las tibias noches, desde el cielo oscurísimo, infinitas estrellas enredarán sus ojos. Algún nervioso coletazo removerá el fondo y aparecerán, majestuosas hojas raídas del Quijote, que apoyado en Cervantes, todavía causarán respeto y admiración Los peces adolescentes, atrevidos, fugarán entre las páginas incorruptibles de una Ilíada con bordes todavía dorados. Por allí, arengando a los jóvenes, Las hojas de la hierba, de Walt Witman,nutrirá sus esperanzas de un mundo mejor. Entre los juncos, flamearán las hojas de un Martín Fierro, llenas de escamas de dos viejas bogas que discutieron sobre las injusticias que relata el gaucho. Los largos bigotes de n moncholo rozarán El Evangelio... de Saramago, deslizando las palabras de Jesucristo hacia los bordes del río, pretendiendo llegar a los oidos de la gente. Mientras otros removerán la basura del fondo, tratando de saber cuál es el libro que asoma, y se regodearán al descubrir un tantito del Llano en Llamas de Juan Rulfo, todavía con sus letras legibles. Aquellas nuestras amadas letras, que el iracundo río llevó a su reino, arrullarán por siempre a sus peces, en un sueño fantástico y quimérico. En un sueño alimentado por el lento duelo que la pérdida oscurece los corazones."
Elsa Hufschmid.

sábado, 19 de abril de 2008

POEMA DE SÚ


CON ESTA VOZ
Con esta voz desheredada de tu nombre
que es la misma que uso para decir te extraño
con estas manos
que batallan sin tu presencia los instantes
para sobreponerme a la desesperanza,
con estos ojos, ácidos de ausencia
y estas lágrimas que son una cuchilla que lacera momentos
con esta lejanía traga-risas
y esta tristeza que me convierte en sombra
acudo a los recuerdos,
los reviso
cuidadosamente,
empiezo a prestar atención a los detalles
trazo un muro de afecto entre pliegues y botones
recurro a la inocencia de no creer que en ese desamor hay
algo deliberado
sino un giro repentino de tu senda
una distorsión de sensaciones
una profunda huella que interrumpió el encuentro...algo
una torpeza de la vida,
un descuido
esas cosas que cambian sin que abunden las causas.

De pronto, entre la bruma del dolor
aparece el instante
mágico
de tu mirada apenas desteñida por el paso de los días
sobrevolando todo acontecimiento
y llegando hasta mí como una
chispa fragante que se trepó a mi talle de madera
para incendiar mi corazón
atormentarme con ese fuego que ahora trato de apagar
y como no lo logro
escapo de mí
pretendiendo que no estoy acá, que estoy en otra historia
donde vos
no estás
donde no oís
esta voz desheredada de tu nombre.
Susana Lizzi

lunes, 14 de abril de 2008

ENRIQUE (QUICHINO) DE MICHELE


La poesía de Quichino De Michele, poeta que vive en Concepción del Uruguay a quien conocí en oportunidad de asistir a la entrega de premios Patria de Luz, otorgado por la UNER (Universidad Nacional de Entre Ríos)- es muy particular: viva, dinámica, fenoménica. Con mucha gentileza ha consentido en poner dos de sus poemas a consideración. Yo sé que los va a atrapar. Ah, y pueden escribirle.

Dos tipos (mujer y hombre)
buscándose

dos tipos, mujer y hombre
buscándose en la ciudad
o lo que queda
sin más motivo que encontrarse
mientras el mundo se oculta
de las bombas dirigidas por láser y radar

dos tipos, mujer y hombre
se encuentran
entre edificios derrumbados
bocacalles cerradas
y el agua contra incendios que sube
en chorros hasta el cielo por aquí y por allá

dos tipos, mujer y hombre
se encuentran por la voz
o el olor del amor
se encuentran e intentan
recuperar el tiempo
atrasar los relojes, rehacer la cama
recomponer la luz del arco iris
en la tarde
mientras los ojos
marrones y verdes
se oblicuan al filo de un dolor dulzón.

PASEANDO POR EL AIRE

es un hecho de público y notorio
que durante mucho tiempo
por las noches soñé que volaba
varios metros
y podía sostenerme por un rato
sin romperme la cabeza en el intento

después de unos meses el juego
se extendió a la siesta
y para entonces había adquirido
una cierta destreza en la maniobra del aterrizaje



cuando comencé a volar
durante los sueños de la media mañana
me di cuenta de que dominaba
el arte de mantenerme en el aire casi media hora
porque al principio, en los primeros sueños,
solo era una caída atenuada
con escaso rendimiento longitudinal

ahora, últimamente,
comencé a volar alrededor de las ocho de la noche
sin ningún pudor ni necesidad de soñar

he logrado mantenerme horas en vuelo,
mi eficiencia aumenta en cada despegue
y empiezo a encontrar entre los cirrus y cúmulos
a antiguos compañeros
que resulta que hacía rato
ya habían aprendido
este difícil arte de sostenerse en la altura

pronto mi sonrisa no podrá ser vista desde el suelo
allí donde está lleno de gente que mira hacia arriba
con cierto asombro el vuelo de los hombres
que andan contentos paseando por el aire

Quichino De Michele

Enrique (Quichino ) De Michele
dice que ha logrado engañar a múltiples jurados de la pintura, la poesía y el cuento. Pero a ninguno de novela ( déle tiempo ) .
demichele@arnet.com.ar

domingo, 13 de abril de 2008

LUIS CASTILLO




Tengo que sentarme un día a escribir y a contarles de Luis Castillo, de la persona con mayúsculas que es, del escritor inmenso que es, de su tarea social, humana, profunda y generosa.
He elegido este cuento para que mis amigos lo conozcan, para que quien nunca lo leyó sepa que en Gualeguaychú hay un gran narrador, que nació en Tucumán pero que adoptó esta ciudad definitivamente.

LA ÚLTIMA CENA

Perfecta. ¿Qué otro calificativo puede tener esa obra maestra? ¿Cómo el genio del hombre puede ser tan enorme como para plasmar en una pintura tantas emociones, tanta palabra no dicha? ¡Cuánta expresión en esos rostros mudos, en esas manos quietas, en esos ojos ya sin brillo por el tiempo! Genio. Maestro. Loco. Nadie en sus cabales puede explorar el alma humana y exponerla con tanta impudicia. ¿Alguien puede, desde la cordura, saber lo que pensaba Jesús y plasmarlo en esa mirada? Loco. Genio y loco. ¿Acaso pueden separarse uno del otro?
Pantaleón tiene 56 años y un profundo amor por la pintura. Su goce ante una obra de arte sólo se compara al dolor que le produce el saber que sus manos jamás serán capaces de hacer algo como lo que él admira. Ama y odia. Admira y abomina. Comprende a Salieri, aunque no puede evitar sentir pena por ambos, odio por ambos.
Pantaleón es crítico de arte, el mejor quizás; al menos el más reputado y respetado y su opinión a través de su columna en el periódico o en alguna charla informal tras alguna muestra, logra el ascenso vertiginoso o la muerte virtual de quien se precie de artista o aspire a serlo. Observa las pinturas como un perro de presa y deja que su instinto actúe, perciba y ejecute. Al enfrentarse con algo que lo subyuga, sufre, llora, clava las uñas en las palmas de las manos hasta que sangran; en esas manos inútiles que siempre estuvieron disociadas de su mente pródiga en ideas y sensibilidad. Puede admirar la belleza, destruir a sus malos imitadores, pero no puede crear. Todo su conocimiento y su virtud sólo sirven para mostrarle el tamaño de su frustración, de su incapacidad, de todo lo que jamás podrá llegar a hacer. A los malos pintores apenas los desprecia, los ignora; a los otros los odia, los ama, los aborrece, lame sus obras con los ojos como un perro lame sus heridas. Y llora en silencio.
En su casa, un enorme loft en donde la decoración es una muestra prodigiosa del manejo de luces y sombras, sólo hay una pintura. Paradójicamente no es original. Es una copia: La última cena, de Da Vinci. Y frente a ella vive y frente a ella muere un poco cada día. Un poco más, quizás, que lo que todos morimos cada día por ese hecho tan banal que es estar vivos. Pantaleón habla con Jesús, con cada uno de los apóstoles que lo flanquean, habla con el pan, con el cáliz, con el mantel bordado, con las barbas de los pescadores, con la mirada del Nazareno, con el bochorno de Judas o el cinismo de Pedro. Habla con ellos, con cada uno, con cada pincelada, con cada color, cada tonalidad. Y siente a veces que es parte de ese cuadro. Aunque aún no descifra cuál. Pantaleón bebe sorbo a sorbo una copa de champaña sentando sobre un cómodo sofá de color blanco inmaculado. “Ningún color merece estar frente a esa obra.”, sentencia. Desde algún lugar de las paredes brota música, una melodía suave que lo envuelve todo, incluso a él. Madama Butterfly gime porque comprende que nunca tendrá consigo el amor de su vida, y la voz dolorosa de la soprano abre llagas en su pecho agitado. Pantaleón bebe y llora. Y el llanto empaña la visión de ese pan que se abre entre las manos del Pescador. Sólo hombres solos, piensa. Todos detrás de Él, al lado de Él. No hay mujeres en ese mundo maravilloso. Sólo hombres que no ríen, quizás sufren, seguramente esperan.
Pantaleón es virgen. Nunca precisó del sexo. Curiosamente, cuando de joven tenía poluciones nocturnas, el recuerdo de sus sueños no estaba cubierto por mujeres ni por hombres sino por pinturas; tan abstractas como la esencia misma de los sueños; tan etéreas como las alucinaciones; tan inasibles como las quimeras. Soñaba cuadros que jamás pintaría, tan bellos que su sola belleza justificaba esa muerte reversible que es el dormir, tan ajenos a él como su mente, tan inaccesibles como la felicidad eterna. Y despertaba desesperado, ahogado en llanto, tratando de atrapar imágenes efímeras como el humo y con su entrepierna mojada con el descolorido líquido de la sinrazón. Desgaste inútil. Ritual inconciente y animal. Madama Butterfly dice: Mejor morir con honor que vivir con deshonra. Pantaleón asiente en silencio. Pero, ¿quiénes, se pregunta, merecerían vivir entonces? ¿Los ignorantes, los cobardes, los que matan, los que roban, los que gimen, los que violan, los que fabrican armas, los que fabrican virus? ¿Las prostitutas, los dementes, los imbéciles? ¿Los gobernantes, los esclavos? Grita y su voz se pierde entre los tules suaves que cubren las ventanas. ¿Los proxenetas? ¿Los torturadores? ¿Los pedófilos? ¿Quién? Mira a los ojos al Nazareno y su voz se quiebra en llanto. ¿Quién? ¿Yo? ¿Yo merezco vivir si no soy capaz de dar mi corazón ni dar mi sangre? ¿Merezco yo, acaso, mirarte a los ojos y que me entregues algo mínimo de tu mirada? Mundo imperfecto, mundo absurdo, basta sólo con mirarlo para darse cuanta de que quién lo hizo no era artista, quizás apenas un dios, pero no un Da Vinci, alguien capaz de mostrar lo poco de humanos que tenemos los humanos, alguien capaz de dar una señal que nos indique que hay alguien que puede redimirnos de nuestra condición de bestias. Pantaleón camina lentamente hacia la gran ventana desde donde puede apreciarse, casi a sus pies, toda la ciudad. Torbellino de luces, blancas, rojas, verdes, amarillas, fogonazos insonoros desde la altura y el aislamiento del departamento. No es fácil descubrir si el cielo estrellado es un reflejo de la ciudad o viceversa. Tan pobres se ven ambos que casi ni se diferencian. Pantaleón menea la cabeza y cierra nuevamente las cortinas. Regresa lentamente hacia el sofá, a la copa de champaña y a la ópera. A la imagen perfecta. A la frustración perpetua de saber que nunca alcanzará a conocer el sabor de ese pan ni el sabor de ese vino.

Héctor Luis Castillo nació en la provincia de Tucumán. Es médico egresado de la Universidad de Buenos Aires y ejerce su profesión en Gualeguaychú, ciudad donde vive desde 1984. En 1988 publicó "El asilo del Minotauro", su libro de poemas; ha participado también en diferentes antologías de poesía y de cuento. Fue fundador y director de la revista Gente de Letras de Gualeguaychú durante más de diez años. Integra la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores Seccional Gualeguaychú. Su libro “Souvenirs del infierno” obtuvo el Segundo Premio en el Concurso Literario Gualeguaychú “Luis Manuel Portela”. Ha dictado conferencias y participado en mesas redondas; ha colaborado en numerosos diarios y revistas literarias, y ganado diversos premios, tanto en género poesía como cuento.

viernes, 11 de abril de 2008

LA CASA- POEMAS SELECCIONADOS

LUISA PELUFFO

La casa

Detrás de la reja
los helechos sueñan
un sueño verde
con aljibe en el centro.
Al fondo
el horno de ladrillos
los guayabales y las palmas.
La niña asoma su animal salvaje.

Luisa Peluffo nació en Buenos Aires, Argentina y cursó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes.En el año 1977 se trasladó a la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, donde reside desde entonces.En 1988 obtuvo la beca Creación en Narrativa otorgada por el Fondo Nacional de las Artes.Colabora en diarios y revistas de Buenos Aires y en el Diario Río Negro.Dicta Seminarios de Literatura y Escritura Creativa. http://www.luisapeluffo.com.ar/


FIDEL ALCÁNTARA LÉVANO

El solaz hogar de mi alma

En las cuatro paredes curtidas de vida
Los días se pasean
En caravanas de silencio
Escribiendo los sueños
En cada huella perdida
En el rincón de los recuerdos
Y el ser camina
Destellando fulgores de encanto
Y suaviza una pena
El aroma indeleble
De un pétalo en primavera
Y el trino embriagador
De una ave en serenata
torna el edén de mis ilusiones
Es un cofre de bondades,
Donde la dicha musita
Su canción de cuna
Anunciando el nuevo día
Entre cánticos de amor
Frente al regazo del mundo.


Fidel Alcántara Lévano, Nació en Ica -Chincha –Perú y es poeta - escritor, comunicador social, autor y compositor musical, pero esencialmente decimista. Ha publicado siete obras con el verso rimado y participa en todo evento social declamando sus estrofas decimísticas en la ciudad de Moquegua donde reside desde hace 37 años. Actualmente Tiene a cargo la Actividad Integradora de Oratoria y Liderazgo en la Universidad José Carlos Mariátegui, y escribe sus versos en el portal web: www.ujcm.edu.pe/mariateguino y en los blogs: http://ladimensioninfinita.blogspot.com,y http://decimista/

PABLO NERUDA

La casa
Mi casa, las paredes cuya madera fresca
recién cortada huele aún: destartalada
casa de la frontera, que crujía
a cada paso, y silbaba con el viento de guerra
del tiempo austral, haciéndose elemento
de tempestad, ave desconocida
bajo cuyas heladas plumas creció mi canto.
Vi sombras, rostros que como plantas
en torno a mis raíces crecieron, deudos
que cantaban tonadas a la sombra de un árbol
y disparaban entre los caballos mojados,
mujeres escondidas en la sombra
que dejaban las torres masculinas,
galopes que azotaban la luz, enrarecidas
noches de cólera, perros que ladraban.
Mi padre, con el alba oscura
de la tierra, hacia qué perdidos archipiélagos
en sus trenes que aullaban se deslizó?
Más tarde amé el olor del carbón en el humo,
los aceites, los ejes de precisión helada,
y el grave tren cruzando el invierno extendido
sobre la tierra, como una oruga orgullosa.
De pronto trepidaron las puertas. Es mi padre.
Lo rodean los centuriones del camino:
ferroviarios envueltos en sus mantas mojadas,
el vapor y la lluvia con ellos revistieron
la casa, el comedor se llenó de relatos
enronquecidos, los vasos se vertieron,
y hasta mí, de los seres, como una separada
barrera, en que vivían los dolores,
llegaron las congojas, las ceñudas
cicatrices, los hombres sin dinero,
la garra mineral de la pobreza.

Pablo Neruda (Neftalí Ricardo Reyes Basoalto) nació en Parra, República de Chile, el 12 de julio de 1904 y murió en la ciudad de Santiago el 23 de setiembre de 1973. En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura. Es considerado uno de los mayores poetas hispanoamericanos.

HÉCTOR NAVARRO

Mi casa
Aquí está mi casa, esta es mi puerta.
Casi sin muebles: poco me es preciso.
Verdea al frente umbrío paraíso.
Siempre la entrada ha de encontrarse abierta.
En la tarde termina la jornada
tan plácida que nadie esperaría
que luego de la noche un nuevo día
reanude la tarea enamorada.
Vivo la vida siempre de esta suerte:
libre el corazón de carga impura,
sin arte, ni voz, ni literatura,
subiendo paso a paso hacia la muerte.
Si algo he de pedir tan sólo pido
para después de mí, un piadoso olvido.

OLGA OROZCO

La casa
Temible y aguardada como la muerte misma
se levanta la casa.
No será necesario que llamemos con todas nuestras lágrimas.
Nada. Ni el sueño, ni siquiera la lámpara.

Porque día tras día
aquellos que vivieron en nosotros un llanto contenido hasta palidecer
han partido,
y su leve ademán ha despertado una edad sepultada,
todo el amor de las antiguas cosas a las que acaso dimos, sin saberlo,
la duración exacta de la vida.

Ellos nos llaman hoy desde su amante sombra,
reclinados en las altas ventanas
como en un despertar que sólo aguarda la señal convenida
para restituir cada mirada a su propio destino;
y a través de las ramas soñolientas el primer huésped de la memoria nos saluda:
el pájaro del amanecer que entreabre con su canto las lentísimas puertas
como a un arco del aire por el que penetramos a un clima diferente.

Ven. Vamos a recobrar ese paciente imperio de la dicha
lo mismo que a un disperso jardín que el viento recupera.
Contemplemos aún los claros aposentos,
las pálidas guirnaldas que mecieron una noche estival,
las aéreas cortinas girando todavía en el halo de la luz como las mariposas de la lejanía,
nuestra imagen fugaz
detenida por siempre en los espejos de implacable destierro,
las flores que murieron por sí solas para rememorar el fulgor inmortal de la melancolía,
y también las estatuas que despertó, sin duda a nuestro paso,
ese rumor tan dulce de la hierba;
y perfumes, colores y sonidos en que reconocemos un instante del mundo;
y allá, tan sólo el viento sedoso y envolvente
de un día sin vivir que abandonamos, dormidos sobre el aire.

Nadie pudo ver nunca la incesante morada
donde todo repite nuestros nombres más allá de la tierra.
Mas nosotros sabemos que ella existe, como nosotros mismos,
por el solo deseo de volver a vivir, entre el afán del polvo y la tristeza,
aquello que quisimos.

Nosotros lo sabemos porque a través del resplandor nocturno
el porvenir se alzó como una nube del último recinto,
el oculto, el vedado,
con nuestra sombra eterna entre la sombra.

Acaso lo sabían ya nuestros corazones.

(De Eclipses y Fulgores. Antología poética)
Poeta argentina nacida en 1920 y fallecida en 1999. Su infancia transcurrió en Bahía Blanca hasta los dieciséis años, cuando se trasladó con sus padres a Buenos Aires donde inició su carrera literaria. Trabajó en el periodismo empleando varios seudónimos, dirigió algunas publicaciones literarias, hizo parte de la generación «Tercera Vanguardia» de marcada tendencia surrealista, y basó su producción poética en la influencia que en ella ejercieran Rimbaud, Nerval, Baudelaire, Milosz y Rilke.Su obra ha sido traducida a varios idiomas y distinguida con importantes premios. Entre otros: «Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes» , «Gran Premio de Honor» de la SADE, «Premio Nacional de Poesía» en 1988, «Premio Gabriela Mistral» otorgado por la OEA, «Premio de Literatura Latinoamericana Juan Rulfo» 1998.


CLARA DEL CARMEN GUILLÉN

Estimados amigos y amigas: en Villahermosa, Tabasco, y el norte de mi estado, Chiapas, que colindan, está viviéndose la tragedia de las inundaciones. Les envío estos poemas que surgen después que mi amiga poeta chiapaneca Gladys Fuentes Milla, que vive en ese lugar, perdió su casa. [tomo como epígrafe lo que me respondió en el celular ] Espero les gusten y los compartan, para que la poesía cumpla con la función social que tiene también como misión."

TESTIMONIO DEL AGUA

'...mi casa se fue al agua. Estoy en el margen de El Carrizal, pero estamos vivas'

A Gladys y su casa

Pudimos sostener nuestros recuerdos
apuntalamos el dolor
y lo dejamos libre.
libre para llenarse de su cause
para volverse barca en un fondo impreciso :
cicatriz del recuerdo

Un lecho inesperado de las aguas del río
nuestra casa.

No sé si tuvo miedo
si sus habitaciones despertaron al verse abandonadas
Lo que sé queda escrito
en el dolor que pulsa cada arteria
de Chiapas y Tabasco

en la pared que aún espera volverse nuestra alcoba.

MANUEL J. CASTILLA

La casa

Ese que va por esa casa muerta
y que en la noche por la galería
recuerda aquella tarde en que llovía
mientras empuja la pesada puerta,

ese que ve por la ventana abierta
llegar en gris como hace mucho el día
y que no ve que su melancolía
hace la casa mucho más desierta,

ese que amanecido, con el vino,
se arrima alucinando al mandarino
y con su corazón lo va tanteando,

ese ya no es, aunque parezca cierto,
es un Manuel Castilla que se ha muerto
y en esa casa está resucitando.
Salta, 1918

ESTER DE IZAGUIRRE

La casa en venta
A mis hijos Jorge, Graciela, Guillermo y Martín

Te vendimos.
Como se vende un pan.
Como a una esclava en un mercado antiguo.
Y hubo algún vendedor
con barbas de saber bien lo que hacía:
señalaba la blancura de tus muros,
manoseaba tus árboles perplejos.
Pude tasar la infancia de mis hijos,
las lluvias y las siestas de veinte años,
las caricias de Negro, de aquel perro
que se quedó dormido entre mis brazos.

Y cómo pude ver que, terminada
la ceremonia oscura de la entrega,
otra casa, otra voz, otra mirada
hacia un no sí y un nunca te llevaba
entre el rumor creciente de la feria.
Yo debí pasar hambre hasta quedarme
con todo el corazón a la intemperie,
antes que ver hollados los recuerdos
por pisadas ajenas.
Hoy buscaré un mercado, uno cualquiera,
para vender mis culpas.
Y mi pena.

Ester de Izaguirre: nacida en Asunción del Paraguay es hija de padre argentino y madre paraguaya. Vive en Buenos Aires desde Los cinco años. Publicó los libros de poemas: Trémolo, El país que llaman vida, No está vedado el grito, Girar en descubierto, Qué importa si anochece, judas y los demás, Y dan un premio al que lo atrape vivo, Fuera de programa, Antología, Si preguntan por alguien con mi nombre, Una extraña certeza nos vigila.


TUKY CARBONI
La casa

Ella guarda mi forma, todavía;
como el capullo recién abandonado por la mariposa.
Crecí con sus mareas;
cuando el misterio inflaba las velas de la infancia
y detrás de los párpados
aquel secreto viento cortaba mis amarras;
(ah, sésamo-ábrete de los rincones,
duendes de la escalera,
fortalezas de luz de la mampara…)
Mi mirada de entonces tenía sus propias lámparas
para enfrentar la noche posada sobre el patio,
donde el jazmín soñaba silencios constelados
y un ángel invisible
se mecía en las frondas de las parras.
Adentro, en el capullo,
el afiebrado corazón temblaba
colmado hasta sus bordes
entre la espuma de una sed desconocida
y un incipiente despertar de alas.
Maduro ya el temblor, ciego en su propia luz
(que creyó invulnerable)
se arrancó de raíz
y se arrojó desnudo a la distancia.
Aún no sospechaba que ese viento salobre
que sopla en los destierros
suele apagar las lámparas.

Si ahora cruzo el umbral, si me asomo a la casa,
allí está como siempre mi corazón de entonces,
con su traje de luces para oficiar la infancia.
Y es inútil que se crispen las sombras,
que me llamen intrusa
y quieran ahuyentarme con sus siniestras máscaras;
porque atrás de mis ojos alguien
–que no sabe de exilios-
vuelve a encender las lámparas.
(De: Bajo palabra)
Tuky Carboni nació y ha vivido siempre en Gualeguay, Entre Ríos. Ha obtenido numerosos premios literarios. En 1993 obtuvo el Premio Fray Mocho por su novela “El tan deseado rostro”. En 2001 participó del Primer Encuentro Internacional de Escritores en Gualeguaychú.

MARTHA RAIMUNDO

La casa

La tierra el aire y las flores gimen
las puertas se cierran para siempre
los espejos rompen la imagen
de las siluetas enlazadas
los senderos arrastran cadenasde luces y de sombras
la cinta plateada con un guiño de sus olas
nos señala que quizá
otra puerta está esperando
con el gris de la llave
en tus pupilas.
(De: Cuarta Dimensión)
Martha Raimundo Nació en Rosario del Tala, Entre Ríos, y actualmente reside en Paraná. Integra el taller de Letras Itinerante de Paraná, coordinado por Graciela Gianetti. En 2001 participó del Primer Encuentro Internacional de Escritores en Gualeguaychú.


DORA HOFFMANN

Casa Sola

La tierra se tendió sobre el color de la casa natal
con un ruido de flor en su curva de abandono.
En el lugar en que el pan no fue vertido
anida una serpiente.
Donde ningún perro comió de ninguna mano,
no crecerá la hierba.
Lo que la palabra no detuvo,
cae en el resplandor de este silencio.

Dora Hoffman nació en Gualeguaychú y hace tiempo ya nos dejó. En 1975 apareció su primer libro de poemas, “Los habitantes de la memoria”. “Cuadernos de viaje” mereció el Primer premio a nivel nacional en el Certamen Anual 1974 organizado por el Ateneo Popular de la Boca. La SADE Gualeguaychú organiza todos los años un certamen provincial de poesía en su homenaje.

LUCÍA CARMONA

De la casa

La casa entre colinas
tan honda en los inviernos de la curva hojarasca
cuando un olor antiguo a crisantemos
atraviesa los pórticos y mata
es la casa de ciervos malheridos, sol irrecuperable
la del silencio en lámparas y en sombras
y la vejez lamiendo los caminos del agua.
En la casa
presencia femenina,
ardido sirio inmóvil de historias no narradas
por un rincón de aromas
los pájaros nos traen el aire del verano
mientras desde las puertas
una ausencia de gritos traza en sangres
pequeñas libélulas desmembradas
como de viejas lluvias en infancia.
Cuando un humo morado define chimeneas
y un olor a naranjas vuelve cristal las siestas
remolinos fantasmas
agrestes se levantan
ancestrales
como el rugir y el cieno.

La casa
hay una madre
creadora de mitos florales de leyendas,
mujer lumbre primera
que tiene entre manos
un tatuaje de aves descendiendo,
ella enciende las luces desveladas,
Siempre.

El hierro en las hornallas, las memorias de panes,
el recuerdo,
la casa del jardín entre colinas
era mi madre en sueños.

Lucía Carmona es nacida en Chilecito. Poeta y docente, publicó “Hacia una tierra oscura”, “Miserere”, “Las infinitas palabras”, “Dios entre los páramos”, “Poesía 1967-1987” y “Tiempos de la casa". Estuvo en Gualeguaychú, en el Primer Encuentro Internacional de Escritores, 2001”.

ORLANDO VAN BREDAM

Poema 9

En esta casa fui feliz.
Eramos cuatro alrededor del fuego
donde crepitaba la inocencia.
Las ventanas se abrían a la tarde
y un aroma dulzón buscaba el cielo.
Las puertas tenían música, recuerdo.
Tenían dulcísima música ovillada.
Si alguien las abría
los pájaros que dormían en sus vetas despertaban
y les crecían alas y picos y plumajes.
La casa quedaba, entonces, suspendida
y en una red de cantos, enjaulada.
(de “Clausurado por nostalgia”-2005)
Orlando Van Bredam (Villa San Marcial, Entre Ríos, 1952). Ha publicado los siguientes poemarios: “La hoguera inefable” (1981), “Los cielos diferentes”(1983, Premio Fray Mocho del Gobierno de Entre Ríos), “Asombros y Condenas”(Premio Fernández de Peirotén de la Asociación Santafesina de Escritores, 1987), “De mi legajo” (1999, Premio Nacional José Pedroni) y “Clausurado por nostalgia” (2005). Premio Emecé 2007 por "Teoría del desamparo".

LILÍ MUÑOZ

Mi casa

retazos tierra mía por el tiempo
el parque de la escuela
sube y baja
el juego a las bolitas
mi casa fue de niña sin muñecas
ganábamos esquinas en rayuelas
en un pueblo de rejas enrejado
ciudad jacarandá
de rezo y juglaría

alguna vez mi casa entró a tu casa
entre guiños de luna
esa ventana
tu silencio apretaba mi silencio
la sombra
pura brisa entre las sombras


mi casa también es otra casa
territorio del sol
alamería
higueras que reniegan ser malditas
canciones olivares por las vides
y Agar
sentada aún sobre la piedra.

Ciudad de Neuquén, 13 de abril del 2008

Lilí Muñoz nació en Victoria, Entre Ríos. Es profesora en Letras por la Universidad Nacional del Comahue. Vive y trabaja en la Patagonia. Ha publicado dentro y fuera del país, entre otros "Cueva de la Barda y otros relatos"; "Catedral de Pinares" (poesía); "Clara de huevo" (narrativa); "Puro limón y azúcar".

HUGO FRANCISCO RIVELLA

Madre ayer vi que cavabas en el patio
Madre
ayer vi que cavabas en el patio
un hoyo en donde enterraste la soledad de un pájaro
o un helecho con forma de hipocampo
o un guayacán de corazón morado.

La vigilia del fuego entorpece las sombras.

¿Qué significa todo esto madre?
¿Es hundir la raíz y prolongarnos de gozo en el recuerdo?
¿Sacrificar el cielo para vencer el miedo?
Habremos de quedarnos para siempre habitando esta casa?

El aljibe que aún guarda un espejo verde
me tira desde el fondo un rostro niño.

Por la paredes blancas trepa una enredadera
de paciencia infinita
y tus manos
madre
que me hablan de paisajes lejanamente solos
se confunden con esa enredadera que poco a poco
va cubriendo los muros de mi infancia.

De “Agua de mis manos” (Fondo Nacional de las Artes)
Hugo Francisco Rivella es poeta, músico, maestro, nacido en Rosario de la Frontera, Salta. Obtuvo varios premios
.

SUSANA LIZZI

La casa de Angelina

En una casa habita el espíritu del mundo,
la esperanza atraviesa la pared generosa
la puertas que se abren le dan paso a los sueños
y la fuerza acompaña la canción de las cosas.
En la casa despierta la vida a cada rato
pasea jubilosa con pasos cotidianos,
el cántaro del día con sus aguas intensas
suele juntar las manos para elevar el rezo.
En la casa los ojos se desvisten de asombros
se aspira aire de madre, se oyen risas de niños,
la ilusión es un ave de alas protectoras
y el amor, sístole y diástole que le imprime su ritmo.
En la casa la magia ocurre normalmente:
hoy preside la mesa, se instala en los rincones,
chorrea por el agua feliz de la canilla
repiquetea en el techo como lluvia bendita
aunque no lo perciba el oído ocupado.

Y tu casa, Angelina,
esta que abrió sus puertas y ahora nos cobija
tiene un ángel airoso que brota en todas partes
de tu sonrisa clara, de tu ventana plácida
del alma de la gente que está siempre a tu lado
y hará que tus esfuerzos rindan culto al futuro
en el altar más noble que multiplica vidas
e inaugura esperanzas.

MARÍA ELENA WALSH

La casa

Allá estarán las cosas todavía,
a punto de no ser, contradiciéndose.
En el hastío de las escaleras
y en la resignación de las paredes
aun seguirá creciendo aquella sombra
con su sed de presagios inminentes.

Aquella sombra, ay, aquella sombra
fría como la sal y como el verde.
Su perfume inquietante, su leyenda
de confidencias y de pareceres
caía en el ramaje de mis hombros
con la perseverancia de la nieve.

Yo nunca tuve edad. Por eso entonces
crecí en la medida de mi muerte
ante la certidumbre del dolor
y la presencia de lo inexistente
y esa frialdad de las antiguas voces
sólo atentas a sus atardeceres.
Dejadme que imagine: allí quedaron
los guantes amarillos del jinete,
el crucifijo, las lamentaciones,
la ácida vigilia de la fiebre.
(Consternación que pudo perpetuarse
en el mundo asombrado de mi frente.)

Yo sé que quise huir de los espejos
deshabitados insistentemente,
de la cal angustiosa, de la fecha,
de la persecución de los caireles,
de sombras que llovían por los muros
lentas como la miel, y amargamente.

Es verdad que nací para estar triste
junto a cualquier ventana, cuando llueve.
Pero eso sí: guardadme mi silencio,
aquel tan habituado a mis papeles,
desordenado como las estrellas,
amigo de mi voz, sencillamente.

No me llevéis a las habitaciones
donde sollozan doloridos seres,
en donde no podría habitar nunca
el aire que respiran los juguetes.
Porque no quiero ver anochecida
mi propensión a los amaneceres.

María Elena Walsh nació el 1º de febrero de 1930 en Buenos Aires. A los 17 años publica “Otoño imperdonable” (1947). “Baladas con ángel”; Tutú Marambá, El reino del revés, Zoo loco, Dailan Kifki, Cuentos de Gulubú, Versos tradicionales para cebollitas, Juguemos en el mundo, El diablo inglés, Caucha y palito, son otros de sus títulos publicados. Ha publicado varios discos como intérprete de sus propios textos. Sus obras han obtenido importantes premios y han sido traducidas a varios idiomas.

jueves, 10 de abril de 2008

ÁNGELA MARTÍNEZ

En Chajarí, Entre Ríos, se edita un diario que se llama "Tal cual" y cuyo director es Beto Rausch. Ángela Martínez es una de sus jóvenes periodistas, una persona encantadora que tuve la suerte de conocer.

PAULA CATTELÁN


Paula Cattelán es una joven poetisa de Gualeguaychú a quien aprecio muchísimo.
Cuando era muy jovencita concurrió al taller auspiciado por Gente de Letras que coordiné en la Casa de Andrade; más tarde, fue integrante de "Vigilia". Ahora, que ya obtuvo su título de abogada, retoma el taller de escritura, a través de Internet. Este intenso poema que transcribo es una muestra de su indiscutible calidad poética.

"Caen las palabras en un saco que parece seguro.
Pero no lo es.
Sólo es una trampa para los desprevenidos.
Y en ese momento comienza a aparecer el lugar,
ese que no existe…"
Deyanira

miércoles, 2 de abril de 2008

WEBSAMIGAS

El poeta Piero de Vícari edita un blog poético de calidad altamente recomendable. Lo pueden visitar en:
http://poemaniainventario.blogspot.com/2008/01/poemania-n-75-jorge-ariel-madrazo.html

A LOS HÉROES DE MALVINAS

Digno de un mejor poema este día en el que se recuerda el intento de recuperar las Islas Malvinas; pero...no me acompaña más talento que este...

TIEMPO DE TRAGEDIA

Hace falta coraje
para evocar un tiempo de tragedia.

Habría que plantarse cara a todos y aspirar
a que toda mujer grite su nombre
sabiendo que su voz independiente
saldrá a campear mañanas y distancias
para obtener el escudo contra-armas,
y que los hombres que transitan por la calle
alumbran el mundo con su vida
se refrescan con agua de llovizna
y juegan con sus hijos cada tarde,
comprendan que guerra es pecado
y hay que evitar el horror de la metralla.

Argentina está llena de lastimaduras
por los hombres que estuvieron en Las Islas.

Habrá que llamar a esos valientes por sus nombres
y que lo recen las voces todas juntas
habrá que sabotear la desmemoria
acercar leños que inflamen hogueras de conciencia
para recordar que allá, en Malvinas
quedó sangre de héroes convertida en bandera.

Susana Lizzi

POEMA: MALEZA

Campesino
en tu casa
hay un pan de sueño para el campo
una medalla de trabajo,
esperanza.
Tu voz tiene una senda de hacha y monte
de surco
de semilla
de mugidos calientes en la tarde
de leche entre la espuma de la madrugada.

Hambre de campo es cosa mala
hambre
se aprende de memoria para siempre.

La historia tiene empañada su mirada
hay que juntar palabras,
que no crezca la maleza de la bronca:
ya es tan alta que casi
nos mezquina el paso por la paz de la puerta.

Susana Lizzi (30 de marzo de 2008)

martes, 1 de abril de 2008

POEMA: MUJER GOLPEADA

Un hombre pensó que la quería
y la llenó de besos y candados.
Una morada tarde, la capturó el silencio
y le selló la piel con su latido.

¿Leería en las nubes el leve tarareo de su miedo?

Detrás de los duros terrones de sus ojos
vino un día la fiebre de la rabia.

Un hombre la enterró en la calle como espina.

¿Nadie salió a mirar?
Es que la opacidad de los milagros
llenan de oscuridad la transparencia
¿Este es un mundo de ciegos y de sordos,
y de hombres que encierran?

Susana Lizzi

Cultura en Plural

En Larroque hay un espacio denominado "Cultura en Plural", un lugar donde se propone el acceso a la cultura desde un lugar profun...