Es preciso decir
que yo no tengo nada
para aportar al éxodo que trama mi memoria
¿acaso puedo separar recuerdo tras recuerdo
la indivisible huella de la pérdida
la estructura compacta del trabajo
donde el reloj me arroja cada día
sin preguntar si resisto?
Es preciso vaciarme de pecados
y de equivocaciones,
preparar un atado de proyectos truncos
para estamparlos contra el olvido cierto.
Pero
¡Es tan frágil mi tarde en esta cárcel de otoño!
Apenas puedo borronear un poco mis temores profundos.
Desde esta última rama de mi árbol
se ve todo tan claro.
Susana Lizzi
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