martes, 19 de febrero de 2008

EN CLAVE DE PECADO

Corre su lágrima como agua
como clavos de desolación ante la puertade la impiedad.
Corre su lágrima
por el andén de la humillación
y sube al tren del desamparo
donde se conoce la desnudez
donde se adelgaza la esperanza
y se altera el orden interior
donde los ojos guardan siempre un sueño de repuesto
para cuando llueve en clave de pecado.
Cae
su lágrima
en el deshabitado pozo de la entraña
corre
en pos del ritual de sus propias exequias
hacia el enterramiento
del corazón.
Tanta es la magnitud del naufragio
que golpean el ataúd
las rodillas separadas
por donde pasa el escarnio a toda hora
en una sucesión de desconsuelos
para gobierno del culto a la desidia
para llenar el patio con un derroche de agónicos fantasmas.
Lágrima
agua
que corre a la deriva de la inclemencia
transmuta en fingimiento
traspasa la carne
como una estalactita
que flagela
con sus piernas de tijera lujuriosa
a techo abierto
recogiendo el maná que cae en jirones groseros
sobre un planisferio de ignominia
y no cesará
hasta que la vejez golpee la piel
y la vuelva montura desechable
apagado fuego
ceniza
y entonces
colgará de la carne el hambre
y la calle será un páramo
donde el acceso se restrinja
y ella se vaya a morir entre la arena negra
del eterno circo
sin pedir nada
sin saber de redención
sin balcones ni Romeos que hagan fila
sola.

Susana

1 comentario:

Analía Pascaner dijo...

Bello poema, querida Susana, profundas imágenes. Gracias por compartirlo.
Un cariño
Analía

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