jueves, 13 de marzo de 2008

MARTÍN GARCÍA LIZZI

Este valioso poeta de Gualeguaychú integró el grupo literario "Vigilia" que coordiné desde 1999 a 2003. Obtuvo numerosos premios literarios. Participó del espectáculo "Poesía desde el vértice" que se presentó en la sala Alfonsina Storni de la Feria Internacional de Libro de Buenos Aires. Su obra está marcada por un estilo metafórico muy particular.




















MADRE


Vilo de fuego en el frío de cruz,


cúmulos de dolor orientan su día


mientras ella destila un monte de latidos


que desdeñan el genérico color del rumbo.


Ella; nacida del breve instante


es el apóstol que abraza


la efímera obra de la eternidad.

Martín García Lizzi

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la primera de las dos veces que tuve la oportunidad de coincidir con vos, me senti una nena torpe frente a tan bella y elegante mujer; la segunda me senti igual pero de la mano de una generosa maestra.
Escribir esto me da un poco de verguenza, pero si uno se pone a pensar en todas las cosas que la verguenza te quita, la balanza siempre se va a inclinar a favor del ridículo. Desgraciadamente, lo mío no es el carpe diem. Pero vos has sido una de las personas que me ayudó y ayuda a seguir buscando la forma de formarme, desarrollarme y expresarme como ser humano, y gracias a pepsi, animarse a más. No es fácil llegar a ser lo que uno quiere ser, más bien creo que es imposible; hay quienes se frustran en el intento y hay quienes logran ser más de lo que alguna vez soñaron, aunque sea para una sola persona, que es mucho; y creo que vos tenés dos condimentos imprescindibles para vivir plenamente: el entusiasmo y la generosidad. Por eso agradezco infinitamente el haber coincidido con vos en la ruta, ahora te utilizo de referente, o señal de tránsito para seguir con la metáfora, jaja.
En fin, me fui un poco por las ramas. Pero volviendo a un comentario que publicaste, sí que es algo fascinante el azar, y a la vez terrible. Es punto de partida y también es punto y aparte. La mayoría de las cosas que vivimos son producto de una ruleta divina en que, por supuesto, la casa siempre gana. Por qué, por qué, por qué. Los afortunados se asoman a lo que sea que rotulen felicidad, un rato, un instante, el azar les regala las condiciones. Los desgraciados,(como todo pesimista tengo derecho a incluirme en el grupo), alquilamos tréboles de cuatro hojas que no le hacen ni fresco a la licuadora marca Azar. Pero gracias a la diosa Fortuna que existe el humor... y ahí si que sale un buen licuado. (Más o menos sobre esto, pero mucho mejor: "San Jodete: apóstol de la desgracia" en Mujer ducha de Juan Sasturain. Me gustó muchísimo todo el libro)

Todo esto para agradecerte. :)

Susana Lizzi dijo...

Demasiado generosas tus palabras, Camila; tal vez porque el talento no te es esquivo, si no, ¿cómo dirías, refiriéndote a París:

"Quiero la noche, quiero el Café, quiero una historia de amor, pero termina siendo siempre desesperación; entonces no, entonces sí, entonces todo se reconstruye en magia: un mago, un espectador y una mentira que se hace excepcional sólo si el que la miente lo hace bien y después asombro, aplausos, lágrimas y la sensación de que creerla y darle sentido con toda la ingenuidad desgarra menos que hacerla superstición y fraude."

cómo?

Gracias, de nada. A vos.
Un beso grande.

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