martes, 22 de abril de 2008

ELSA HUFSCHMID

Conocí a Elsa en Victoria, el año pasado. Me contó que el río Salado inundó su casa por 28 días, en Santa Fe, y me envió este texto que me gustó tanto pero tanto, que he querido ponerlo a consideración de los amables ciberpaseantes.

"El río de los peces sabios"El río crecía desaforadamente. Invasor, atrevido, saltaba puentes, terraplenes, rutas.En menos de una hora derribó puertas y paredes, inundando la ciudad. Los habitantes corrian desesperados, tratando de salvar sus vidas. Solo eso salvaron. Sus pertenencias, sus atesorados recuerdos, todo lo precioso que guarda un hogar, se lo llevó el agua; la sucia y malholiente agua insaciable. El limo de su cauce se abonó con cartas de amor, fotos de abuelos, bodas, nietos. Pero lo que mejor aprovecharon los peces fueron los libros. Miles y miles de frases y palabras fecundaron sus huevos. Y así es que el Coronel esperando su correo y Galeano con sus relatos americanos, los arrullan. Bagres que pasean sus bigotes por una autopista arrastrados por Cortazar y sus Cronopios van deleitando su corazón con la Mafalda y sus amigos. Otros, ya llevan entre sus escamas letras de milongas de Borges y muchos sábalos sorben del barro poemas de Benedetti, Cesar Vallejos y los Parra. Skármeta, con su cartero, les hace memorizar versos de Pablo Neruda y cuando se largan a nadar por los riachos y vados, de las burbujas matinales se elevan sonetos de Sor Juana, y los cardúmenes de mojarras pasean por las costas los dichos de Julio Migno. Al potente dorado, que nació entre las páginas de una vieja enciclopedia, los jóvenes consultan siempre si amor es con hache, mientras los mayores si resignación lleva acento. Cuando la luz de la luna se interne en las calmas aguas nocturnas, tratará con ahinco releer a Federico Lorca o Alfonsina Storni. Su eterno romantisismo se alimentará con los fraseos ya borrosos. Tal vez, las corrientes llevarán hacia alguna laguna al Principito, que anclará en un recodo. Allí descubrirá las flores isleñas, y en las tibias noches, desde el cielo oscurísimo, infinitas estrellas enredarán sus ojos. Algún nervioso coletazo removerá el fondo y aparecerán, majestuosas hojas raídas del Quijote, que apoyado en Cervantes, todavía causarán respeto y admiración Los peces adolescentes, atrevidos, fugarán entre las páginas incorruptibles de una Ilíada con bordes todavía dorados. Por allí, arengando a los jóvenes, Las hojas de la hierba, de Walt Witman,nutrirá sus esperanzas de un mundo mejor. Entre los juncos, flamearán las hojas de un Martín Fierro, llenas de escamas de dos viejas bogas que discutieron sobre las injusticias que relata el gaucho. Los largos bigotes de n moncholo rozarán El Evangelio... de Saramago, deslizando las palabras de Jesucristo hacia los bordes del río, pretendiendo llegar a los oidos de la gente. Mientras otros removerán la basura del fondo, tratando de saber cuál es el libro que asoma, y se regodearán al descubrir un tantito del Llano en Llamas de Juan Rulfo, todavía con sus letras legibles. Aquellas nuestras amadas letras, que el iracundo río llevó a su reino, arrullarán por siempre a sus peces, en un sueño fantástico y quimérico. En un sueño alimentado por el lento duelo que la pérdida oscurece los corazones."
Elsa Hufschmid.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué maravilla, Elsa, renacer del dolor, del despojo, de la barbarie de perderlo todo y lograr este consuelo entre peces lectores. Felicitaciones.
La abrazo
Alicia Perrig

Anónimo dijo...

HERMOSO SINCERAMENTE, PERO MUY TRISTE A LA VEZ, HABER PASADO POR ESTAS COSAS DE NUESTRA SEÑORA NATURALEZA SE PROPONE...FELICITACIONES POR TAN HERMOSO ESCRITO

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